En
la actualidad, la educación, en todos sus niveles, está pasando por cambios
significativos en la forma de conceptualizar y aplicar los procesos de
enseñanza y aprendizaje. Gran parte de esos cambios están relacionados con la
participación de una gran parte del mundo en la globalización, por lo que las
sociedades tienen que buscar nuevas formas de participación que permitan a los
individuos salir adelante en el mundo laboral y social a la vez que satisfacer
sus necesidades básicas.
En
este marco, la educación básica y la educación normal se han vuelto componentes
importantes en el engranaje de la articulación de la educación básica, pues en
ellas se inicia el proceso de formación de los componentes de las sociedades.
Es
por eso que, al enfrentar una de las demandas de estas nuevas sociedades del
conocimiento, se da pie a la incorporación y uso de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación en la formación inicial de docentes de educación
básica.
Demanda
que, como se verá, implica un cambio de actitud en los docentes y de gestión y
organización en las instituciones. El presente artículo tiene la finalidad de
expresar que como docente reconozco la necesidad de formación en el uso de las
TICs para incorporarlas en la docencia
y, con esto, apoyar el desarrollo de los perfiles de egreso.
A
lo largo de más de diez años de experiencia laboral he visto como se ha
transformado la práctica docente, en este caso en educación normal, con el uso
de recursos diversos, que van desde tecnología de punta, hasta la recuperación
de materiales didácticos comunes como el pizarrón y el gis que está cayendo en
desuso y no tendría por qué ser así.
Cada
recurso didáctico fue creado para un fin educativo y es responsabilidad de cada
institución y de los docentes el aprender a utilizarlos adecuadamente, en este
sentido me referiré al uso de los recursos tecnológicos actuales y su inserción
en el ámbito educativo, pues son parte de una realidad que, nos guste o no,
está presente en todos los ámbitos de nuestra vida, por lo que hay que sacar el
mayor provecho para hacer que los docentes en formación desarrollen la mayor
cantidad de competencias con gran calidad.
En la actualidad, el mundo ha venido sufriendo cambios en
todos los ámbitos: climáticos, geográficos, sociales, políticos, entre otros, y
la educación no es la excepción; partiendo de la idea de que las sociedades hoy
en día tienen en común la globalización
mundial, nos enfrentamos a la idea de que estamos conformando lo que la UNESCO
(2005) llama sociedades de conocimiento que hace referencia al hecho de que en
la actualidad, todos somos poseedores de información y es ésta la que nos puede
ayudar o limitar el desarrollo económico, político, social y cultural, y no
sólo tener la información, sino saber buscarla, discriminarla y hacer un uso
crítico de ella.
Ante esto, se debe tener claro que con la globalización
no se trata de homogeneizar la sociedad, sino reconocer que existen tantas
sociedades de conocimiento como contextos socio-culturales se puedan definir,
ello implica reconocer la multiculturalidad como una característica que puede
enriquecer o limitarlas en su interacción y desarrollo. Como un elemento más,
en esta globalización, la calidad y la equidad en la educación han sufrido un
duro golpe sobre todo en América Latina ya que la falta de recursos sólo
generan que la brecha digital sea más grande y que los países que conocemos
como de “primer mundo” tomen la delantera en el dominio de las tecnologías de
la información y con ello el control en todos los ámbitos.
Señalo lo anterior como preámbulo para hablar de la
brecha digital que en la actualidad se vive entre las diferentes sociedades de
conocimiento y más aun, entre las diferentes generaciones que conformamos una
misma sociedad. Específicamente, me referiré al papel que hasta ahora ha jugado
el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) en la
formación inicial de los futuros docentes. Si bien, poco a poco los recursos
tecnológicos han pasado a formar parte de nuestra vida cotidiana, es palpable
que como docentes de las escuelas normales, nos hemos enfrentado a una
resistencia y falta de actualización de las competencias tecnológicas que
permitan innovar la clase y presentar los contenidos de forma interactiva y,
porque no, asincrónica.
Resistencia en una gran parte de los docentes, en el
sentido de que no es fácil dejar atrás las formas conocidas de trabajo que
durante varios ciclos escolares han funcionado, para dar paso a otras que, de
inicio, tenemos que comprender, utilizar y posteriormente dominar para
agregarlas a nuestro bagaje de estrategias didácticas.
Por otra parte, señalo la falta de desarrollo de
competencias tecnológicas o digitales como una necesidad de formación sentida
en muchos compañeros docentes que, por no contar con capacitación adecuada,
apoyo de las escuelas o de recursos, no pueden prepararse para incorporar los
diferentes Recursos Educativos Abiertos (REAs) con los que ahora se cuenta y,
que en muchos casos, desconocen o aun no son capaces de localizar en la web.
Partiendo del
análisis anterior, se concluye que el cambio que se requiere para acceder,
utilizar, reutilizar y, por qué no, modificar o crear nuevos recursos
educativos (Celaya, 2009)que se pongan a disposición de cualquiera que esté
interesado en ellos, implica, primero que nada la voluntad y disposición de los
usuarios (docentes y alumnos) para prepararse en el uso de las TIC; sin
embargo, dicho cambio no será factible sin el apoyo económico y de
infraestructura de las diferentes instituciones educativas, públicas y
particulares, para dotar de los recursos y la capacitación permanente a todos
aquellos que los requieran para mejorar su labor, tanto educativa como
profesional.
Hasta el momento,
han sido pocas las iniciativas que han dado mayor impulso a este movimiento de
uso y generación de REA’s y de las TIC’s que permita ir cerrando paulatinamente
la brecha digital que ha marginado a algunas sociedades y privilegiado otras.
Al tiempo que esto
sucede, cada uno de nosotros debe replantear su práctica docente para reconocer
las fortalezas y debilidades en el conocimiento y uso en el aula de los
recursos abiertos, promover esto mismo en los estudiantes y analizar la
factibilidad de su adecuación en los diferentes espacios en los que convergemos
cada día maestros y alumnos.
Por
lo tanto, compartiendo el pensamiento de Unamuno, retomado por Esteve (1998),
al intentar ser un docente que piense y sienta y haga pensar y sentir; asumo
esta nueva filosofía de la comunicación, la interacción con los medios de
difusión como parte de mi compromiso en la sociedad de conocimiento a la que
pertenezco y que hoy más que nunca se ve inmersa en el doble compromiso de la
calidad y la equidad educativa (UNESCO, 2005) con el objetivo de ser capaz de
usar y reusar en un primer momento los REAs y posteriormente aportar nuevos.
Referencias de consulta
Celaya,
R., Lozano, F. G. y Ramírez, M. S. (2009). Apropiación Tecnológica en los
profesores que incorporan Recursos Educativos Abiertos (REA) en educación media
superior. Memorias del X Congreso Nacional de Investigación Educativa. Veracruz,
México.
Esteve, J. (1998). La aventura de
ser maestro. Cuadernos de pedagogía.
(pp. 46 – 50).
Tello, E. (2007). Las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) y la brecha digital:
su impacto en la sociedad de México [artículo en línea]. Revista de
Universidad y Sociedad del Conocimiento (RUSC). Vol. 4, no. 2